lunes, 31 de octubre de 2011

LAS MANIAS INFANTILES

Antes o después todos los padres los padres nos topamos con comportamientos de nuestros hijos que nos resultan chocantes por lo repetitivos y resistentes al cambio que parecen y que a veces nos hacen perder la paciencia: se trata de las manías infantiles.
Carolina Santamaría Abadía, psicóloga colaboradora de la revista nos trata de explicar  mas en profundidad la manías infantiles.
Las manías aparecerán en el desarrollo evolutivo de un niño perfectamente normal en algún momento. Aunque podrían citarse cientos de comportamientos maniáticos diferentes, los niños tienden a repetir con mas frecuencia algunas conductas:
1. Comerse la uñas.
2. Chuparse el dedo.
3. Guiñar los ojos.
4. Realizar las cosas en un determinado orden.
5. Formar filas con los juguetes, colocarlos de una determinada forma y nunca de otra.
6. Insistir en que los demás hagan las cosas de una determinada manera.
7. Asociar canciones  a distintas actividades ( comer, dormir, bañarse...).
8. Rechazar cierta ropa (aduciendo que les pica o que no les gusta).
9. Insistir  en que todas las prendas de vestir tengan las etiquetas cortadas.
10. Atar los cordones de los zapatos de una determinada forma.
11. Repetir las palabras o frases ( por ejemplo, ir por la calle diciendo adiós a los árboles o a los coches).
12. Evitar pisar las juntas del pavimento.
13. Rechazar determinados alimentos.
14. Comer con utensilios específicos ( la cuchara azul, el plato del osito...) y negarse en rotundo a hacerlo con otros enseres.
15. Dormir con muñecos, pequeñas luces encendidas o la puerta de la habitación abierta.


La motivación de todas estas conductas está relacionada con la necesidad de sentirse seguros
que tienen los niños.
Los niños afrontan cada día muchas situaciones que son nuevas y que les exigen adaptaciones: aprender a comer, aprender a hablar, interiorizar unas normas de disciplina... Por si fuera poco, muchas de estas situaciones vienen de fuera, es decir, son una imposición de los adultos y crea inseguridad. Y ahí aparece la manía, como un comportamiento que le da seguridad, al realizarse siempre de la misma manera. El hecho de que las cosas permanezcan estables en su entorno consigue  hacerle pensar que tiene el control sobre lo que pasa.
Ante todo, tranquilidad: las manías infantiles son transitorias y desaparecen por completo en la mayoría de los casos. Lo aconsejable es afrontarlas con comprensión y paciencia. Si la manía es "llevadera" lo mejor es aceptarla y dejar que se le pase con el tiempo. Y cuando se le olvide, no se la fomentaremos, recordándosela.
Si se convierte en un problema porque es peligrosa o entorpece la vida familiar, lo mas adecuado es acabar con la manía. Para eso podemos establecer un código comunicativo con el niño que sirva para advertirle de cuando está realizándola. Por ejemplo, con una seña, podemos indicarle en público cuándo se está chupando el dedo, sin tener que ridiculizarlo frente a los demás. Debemos ayudar al niño a enfrentarse a su ansiedad haciéndole entender que esa actitud es para niños pequeños y no para él que ya es mayor. Y, sobre todo, no tratarle con dureza cuando caiga, de vez en cuando, en su manía, pues la realiza sin darse cuenta. Lo mejor en estos casos es hacerle consciente de sus actos animarle a hacerse mayor, abandonando sus rituales de seguridad.
Para las manías que suponen el rechazo de ciertas prendas de vestir, alimentos, etc... lo mejor es ignorar los llantos o protestas y seguir presentando la prenda de vestir o el alimento en cuestión dentro de todo el repertorio, pero el adulto tiene la obligación de plantear opciones razonables.
Por último, unas palabras sobre el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), para establecer la diferencia con las manías infantiles. El TOC se caracteriza por la presencia de obsesiones (pensamientos repetitivos que generan ansiedad). Mientras las manías infantiles son algo normal y transitorio, el TOC implica una afectación especializada. Nadie mejor que un padre o una madre para determinar, en primera instancia, hasta que punto llegan a ser pertubadores estos comportamientos y decidir cuándo es conveniente consultar a un especialista.


Carolina Santamaria Abadía
Hospital de Begoña
Avda. Pablo Iglesias, 92 - Gijón
carolinasantamariapsicologa@gmail.com





















No hay comentarios:

Publicar un comentario